Soneto

18 Mar 2022
18 Jun 2022

Soneto

Este soneto, y los otros versos que lo acompañan, forman parte de un largo y ruidoso pleito que enfrentó a Pedro Domingo Sánchez Vaamonde, escribano de la Real Audiencia de Galicia, con el provisor (juez eclesiástico) de la ciudad de Ourense por cuestiones de jurisdicción entre los años 1765 y 1778. Es decir, al poder de la Corona, representado por la Real Audiencia, con el poder de la Iglesia. Algo nada infrecuente durante lo Antiguo Régimen (antes del siglo XIX).

Los escribió probablemente don Luis Vázquez (¿los creó o los copió de algún otro papel?), capellán de don Felipe de Toubes, un hidalgo del Ribeiro contra lo que pleiteaba el Monasterio de Melón. Como se observa, escogió como uno de los blancos de sus invectivas el escribano y quizás también el abad de Melón. ¿Por qué?

Es una historia bien enrevesada. Como receptor del tribunal (escribano enviado en comisión), Sánchez Vaamonde dio (“con la iglesia hemos dado, Sancho amigo”, decía don Quijote) con la oposición del provisor de Ourense, que casualmente era hermano del demandado .

Tras ejecutar unas diligencias de embargo en la casa de un labrador que pagaba rentas a ese demandado, resultó que los bienes embargados (una vaca con su ternera y un arca), no eran del paisano sino del capellán, que los había prestado a aquel con interés (aparcería). Y por ahí vinieron los problemas.

El capellán invocó el fuero eclesiástico y denunció al escribano ante el provisor de Ourense. Luego, Sánchez Vaamonde fue excomulgado por diversas “injurias” al provisor y  preso en la cárcel eclesiástica de Ourense. Y allí debió de permanecer largo tiempo hasta que consiguió que la Real Audiencia lo rescatase por un “auto de merelegos” (que denegaba la jurisidicción eclesiástica).

El “papelón” o “pasquín” se puso de noche, pegado con seis obleas, en la puerta de la casa donde se realizaban las diligencias judiciales:

“... se ha puesto la noche del día diez, amaneciendo, al onze, que hes el de oy [diciembre de 1765], un papelón o pasquín equíboco e ynfamatorio escrito de letra fingida y contraecha en la puerta de la casa de este auditorio... y para los efectos que aya lugar... protesta arrancar dicho pasquín y juntarlo a los autos...”

Entre las injurias proferidas por Sánchez Vaamonde al provisor, se hallaban la de oír misa estando excomulgado y despreciar con expresiones poco elegantes esas y otras disposiciones eclesiáticas.

Así, un testigo declaró que:

“... éste, sin envargo de ello y estando ligado con las mismas zensuras se propassó a oir misa en la iglesia parroquial de esta... feligresía desde las puertas prinzipales de ella...; y admás de ello save y le consta que haviéndose saludado con el mismo receptor Antonio Ferro, de la misma feligresía en donde posava, preguntándole cómo se hallava de su achaque, dicho receptor resueltamente le respondió que después que le habían excomulgado y puesto en tablillas con comisión de su merced ell provisor de este Obispado se hallava muy mejorado, pero que fuera lástima no fuese al tiempo que havía thomado la purga, para limpiar con aquellos papeles el orifizio, cuyos dichos han parecido muy mal al testigo y más que lo han oydo...”

Este pleito tiene la signatura 2612/51 del fondo documental de la Real Audiencia de Galicia.