Trozos

30 Mayo 2022
30 Ago 2022

Trozos

Durante la tramitación de un proceso sobre deudas por pago de rentas en Santiago, en 1801, en el que los litigantes eran un abogado y un escribano (notario), entre otros, se produjo un episodio tragicómico que significó la apertura de una “pieza separada” para resolverlo.

 

El abogado de Santiago Manuel Fandiño Losada demandó al escribano Roque José Costoya y a otros por la paga de rentas que le debían. Después de obtener la autorización de la Real Audiencia, se inició la tramitación del proceso, que implicaba en primer lugar efectuar una relación de las personas deudoras y de las cantidades no cobradas.

 

Con la ayuda de otro escribano amigo, Roque Fernández, Fandiño comenzó las diligencias con Costoya, pero pronto discutieron sobre computar o no entre esas deudas unos recibos por cantidades que éste decía que ya le había abonado. La disputa dio lugar a que Fernández, (“casado con una criada que ha sido del mismo Fandiño, aquienes tubo en su casa y en el día les sostiene en la ciudad de Santiago”) rompiese en “veinte y cinco pedazos” una diligencia que había comenzado a redactar, negándole a Costoya el acceso “a recibos y autos”. No hace falta mucha fantasía para imaginar la escena con los elementos que nos ofrece el relato del procurador de la parte agraviada:

 

“... reconociendo la mía que faltaban los recibos y autos entregados, reclamó unos y otros echando mano a la delixencia, la qual guardó el Fernández, ... la sacó y ha echo pedazos, arrojándolos por un balcón a la calle... un papel cuyo contenido ignoraba, todo con el propósito de que la mía [Costoya] no tubiese con qué documentar su legítima paga, con lo qual, se salió mi parte a la calle, en la que pudo recojer los framentos de la dicha diligencia, que, para comprobar en parte lo expuesto, presento... en veinte y cinco pedazos escritos de puño y pulso del propio escribano...”

 

Por curiosidad, y con la ayuda de los compañeros del laboratorio de restauración, abrimos el paquetito que entregó Costoya y que se había cosido como prueba en el proceso. Solo había 18 de los 25 trozos que se dice había recogido el denunciante y no pudimos reconstruir lo que decía con exactitud.

 

Este pleito tiene la signatura 2666-3 del fondo documental de la Real Audiencia de Galicia.