Caza
En maio de 1595, tres irmáns apelidados González (Xoán, Alonso e García), e Antonio Fernández, veciños de San Lourenzo de Vilatuxe, foron condenados polo xuíz de Lalín, terra de Deza, a pagar 16 ducados e outras penas pecuniarias por roubarlle un cervo a uns cazadores a soldo dun tratante de Ribadavia.
Os demandados apelaron á Real Audiencia de Galicia e esta, tras pedir que lles enviasen unha copia do proceso e realizar as oportunas probas, fallou a favor do comerciante, pois considerou que probara ben o seu dereito.
O relato que do suceso fixo o tratante e as declaracións das testemuñas teñen moito interese, tanto pola descrición en por si como pola información que ofrecen sobre unha modalidade de caza comercial desenvolvida por monteiros profesionais con financiación comercial.
O tratante, Gaspar Rodríguez, querelouse contra os irmáns González e o seu compañeiro porque:
“... ayer, que se cumplieron tres días de este presente mes de mayo, Adán de Bergantiños y Gregorio de Moa y Álbaro Ramos, caçadores que traya yo a caçar un benado o jabalí en la jurisdicción de Orcellón, lebantaron un cierbo y lo hirieron y bino a morir en los Vilares..., y en quanto los monteros benyeron a buscar un carro para lo llebar, los dichos acusados.. con ballestas fueron urtar suvratiçiamente y lo partieron...
“Paguen diez ducados que balía el çierbo, con más veinte ducados que me gastaron los monteros, porque a más de veinte días que a mi costa andaban caçando y en todo el tienpo no mataron otra cosa”.
Unha testemuña que presentou o tratante dixo que, tras ferir o cervo, os cazadores o seguiran polo monte ata ver que se refuxiara no río de Gondoriz, onde o remataran, e logo o deixaran para ir buscar o carro. Fora nese momento cando os acusados “saltaron con él y lo desollaron y llebaron con todo ello...”
Un dos cazadores dixo que levaban varios días de caza polos montes da xurisdición de Orcellón e Montes, pero que en todo ese tempo:
“no avían muerto cierbo, ni jabalí ni otra coas alguna asta que el miércoles pasado... beniendo este testigo e Juan de Moa e Adán de Bergantiños todos tres por el monte que se dize de Bascobo... allaron un çierbo grande y el dicho Bergantiños le tiró una escopeta y lo hirió por el hijar junto a los quartos traseros de una herida de que murió. Así este testigo y los sobredichos benyeron con los perros segyéndole y trayanlos siempre a bista, por cor[r]er muy poco por benir uno herido y no poder correr, y así el.. çier[bo] se bino herido... y se metió en el río de Gondriz, y así benyendo... le bolbió a cazar este testigo con una ballesta y le pasó por el medio del bientre, y así... se salió del río, y allí lo dejaron quedar muriente...
“ y se binieron al lugar de Gondriz beber, por beniren cansados e para llebar un carro para llebar... el cierbo que quedaba muriente, y quando bolbieran los tres juntos... con el cierbo... (los demandados) lo avían desollado y echo pedaços, y el dicho Alonso Gonçález repartía el dicho cierbo a pedaços con los sobredichos, y así como llegaron... se escondieron y fueron con... el cierbo echo pedaços...”
Este preito ten a signatura 721-37 do fondo documental da Real Audiencia de Galicia. En Galiciana. Arquivo Dixital de Galicia atopamos outra referencia a un proceso semellante, tramitado 50 anos despois contra uns labregos de Santa Baia de Bando que ocultaran un cervo ferido: http://arquivo.galiciana.gal/arpadweb/es.ga.15030.arg/gl/consulta/regis…